De las Garras del Dragón

"El dragón chino, adorado y reverenciado, siempre ha sido considerado como una criatura bondadosa. Cuando se enfurece, sin embargo, es bueno cuidarse de su cólera." The Hong Kong Standard

El único delito de Enrique Lee fue querer salir de China para estudiar en un seminario teológico. Pero aquellos eran los días tenebrosos de la "revolución cultural" de Mao Tsetung. Enrique fue perseguido por los guardias rojos por causa de la fe, y echado en prisión, firmemente sujeto en las garras del dragón chino. 

"Esta historia - escribe Ruth Bell de Graham en el prólogo -, nos cuenta de un hombre que al parecer desperdició en la prisión sus años más productivos. Sin embargo, lo que nosotros llamaríamos desperdicio, en realidad fue una demostracíon continua de las pruebas del amor de Dios." Ella dice que, si usted lee la historia de Enrique Lee, "su perspectiva de lo que de veras importa quedará alterada para siempre."